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La batalla emocional en el matrimonio

Cuando dos personas se casan inconscientemente conviven creencias, valores y principios distintos. Y no sólo los de ustedes dos, sino los de sus familias. Ahora, deben aprender a formar sus propios valores, en conjunto, como la nueva familia que son.

Ciertamente la cultura y costumbres adquiridas en la crianza te forman y definen, pero también pueden definir lo que no eres o no quieres ser. Cuando te vas a casar te advierten de miles de cosas, de lo difícil que puede ser la convivencia, que si es el fin del sexo, que si tener hijos, las deudas y responsabilidades, que si la independencia... pero jamás se habla de ese choque de costumbres y de valores, de ese debate emocional en el que debes adaptarte a las costumbres de otra persona mientras defines tú misma quién eres luego de cortar el cordón umbilical y dejar el nido, sobre todo si te casas joven. Para mí eso ha sido lo más difícil, pero ha sido una experiencia gratificante y enriquecedora. 

Con la madurez vienen los cambios, el aprendizaje, los errores y los aciertos. Y con el matrimonio, viene la madurez. Te toca asumir nuevos retos, y no sólo económicos o de convivencia, sino emocionales. Te toca descubrir la persona que eres, la persona que serás y la persona que quieres ser, porque estás dejando de lado una familia, una crianza, una parte de ti para crear otra familia desde cero, sin libretos, sólo con la experiencia que has podido adquirir hasta ahora mientras veías a otras familias a tu alrededor. Te toca juntar toda esa experiencia y seleccionar lo que quieres conservar y lo que quieres desechar, lo que quieres ser y lo que no. Y te toca decidirlo con la persona que ahora será parte de tu vida por el resto de la suya. 

Si alguien me hubiera advertido sobre todo ese choque emocional al que te sometes al formar una nueva familia, quizás hubiera estado un poco más preparada, así que lo comparto con ustedes. Yo lo defino en la siguiente fórmula:
Valores adquiridos + valores propios VS valores familiares de tu esposo + valores de tu esposo.

Porque es una lucha entre lo adquirido en la crianza y la formación de valores propios VS los valores inculcados a tu esposo en su crianza y los que él mismo se formó. Aunque no lo crean, es más importante de lo que parece; son muchas las parejas que llegan a la terapia por no saber enfrentar esto, y muchas más las que se divorcian. 

Por eso lo primero y más importante en esta batalla es que estés clara en qué quieres tú, en qué crees tú, qué es para ti la familia y el matrimonio. Según lo inculcado puedes forjarte tu propio caracter y tu propia definición de familia, tomando en cuenta lo bueno y lo malo de lo aprendido, pero debes definirte a ti misma por quien eres y en qué crees tú, no lo que te dicen los demás. Sólo así podrás manejar la segunda parte de la fórmula. 

En segundo lugar, conoce a la familia de tu esposo o futuro esposo y conoce en qué cree él, cuál es su propia visión de familia. Lo que importa es que esa visión sea lo que tengan en común. No creo mucho en que una persona sea el reflejo de su madre o su padre. Hay hombres con padres que maltratan a la esposa, y que justamente por eso respetan más a una mujer. Todo depende de lo que aprenda de eso: si lo copia o decide no seguir sus pasos. Tú sólo cerciórate de qué elige ser. 

De esta manera sabrás no sólo quién eres tú, sino quién es él. Y si tienen una visión de familia y de matrimonio en común, a partir de ahí, crearán su nueva familia con valores y principios propios que podrán inculcar a sus hijos, y entonces a éstos les tocará aplicar la fórmula en un futuro. Es un ciclo de vida. 

El matrimonio es un viaje maravilloso de aprendizaje, donde no sólo te conectas con otra persona, sino que logras reconectarte contigo misma y con Dios. Y cuando tengas dudas, refúgiate en Dios, no hay mejor terapia que esa, y no hay mejor consejo sobre matrimonio, que los que promulgan el sacramento. 

Es mi humilde opinión... 

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